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licprof Estudiante de Sociales | 153 770 4979 & 49034485 Profesor Gaston. Licenciado en Letras UBA. Abogado IUPFA. |
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gastonespan Estudiante de Sociales | Su pasiòn fueron las pendejas de entre 18 y 60 años: con su barba blanca las seducìa con total impunidad mediante extraños subterfugios: bailar rock, bailar tango, bailar cumbia cuarteto reggaeton vals criollo y vienès milonga etc. màgicos rigores: recitar poemas al oìdo a las bellas y en el momento en que Machado sentencia: adoro la hermosura mirarlas fijamente a los ojos como tratando de hipnotizarlas o algo por el estilo o en su defecto señalar a la dama en cuestiòn de entre la multitud de bailarines su pasiòn eran las pendejas y durante las noches de luna llena o en cuarto menguante no menguaban sus vanos intentos consustanciado con el vampirismo màs naif el satanismo byroniano: procurando atacar musicalmente a las incautas mediante toda clase de estratagemas pero cuya finalidad era simplemente drenarles toda la sangre hincando sus colmillos en la aorta o en el cuello los ojos inyectados en sangre o bàsicamente en blanco y todo eso mientras bailaba el rock màs rockero Pappo digamos Norberto Pappo Napolitano Dios lo tenga en su santa gloria mientras bailaba rock con las ladies su pasiòn eran las pendejas hasta decir basta hasta la nàusea hasta la mèdula pero mientras bailaba rock tomado de la mano de una hermosa adoro la hermosura etc. esa viola lo volvìa completamente loco esa viola violada esa violina lo volvia absolutamente pirado piromaniaco le daban ganas de quemar todo empezando por esa maldita esa fucking viola violada violina esa viola blusera dejaba mucho que desear: para empezar rock y màs rock and roll como si no existieran otras mùsicas en el mundo como si no existiera otra melodìa que el blues locura total, en efecto: se estaba volviendo completamente loco de remate: loco por el rock chiflado por las pendejas: esas criaturas lo volvìan loco en todas partes: en la calle esos rostros idìlicos el modelo estètico dominante lo movìa podìa con èl como si fuera un peòn una pieza de un engranaje desubicado o peor: sagazmente destartalado màgicos rigores: las pendejas caminaban por todos lados obviamente ni lo miraban apenas lo veìan al monstruo en cuestiòn el importante vejestorio estùpidamente maldito vagamente masoquista por no decir paranoide locoide al decir de Arlt con sus caras de todos los colores sus bocas pintarrajeadas sus blancos dientes sus rojas lenguas sus risas y sonrisas en los videos en la calle en todas partes las pendejas su gran o pequeña pasiòn esas piernas a la luz del dìa o de la noche esos ojos luminosos bajo el cielo tachonado de estrellas esas manos delicadas de una delicadeza extrema esas nalgas esos dulces glùteos esos dulces clìtoris esas agridulces vaginas esos dulces ùteros esos vaginales labios verticales esas rojas y ensangrentadas vulvas que volvìan absolutamente loco tambièn a su archienemigo el Conde Dràcula quien se hacìa un festìn con esas menstruales lunas lunàticas una orgìa de sangre una cascada de orgasmos una lluvia de polvos y de baba machista como èl solo machista y patriarcal a ultranza hasta las ùltimas y primera consecuencias el Conde Dràcula y su hijo Draculìn para servirlos mientras tanto continuaba bailando rock al compàs de Pappo quien muriò fatalmente en un accidente rutero su pasiòn eran las pendejas delgadas y delicadas quienes con sus pezoncitos rosados como la aurora lo volvìan totalmente loco de remate con sus cabelleras rojas verdes fosforescentes que flameaban en la noche como estrellas como lejanas llamas medievales y flamìgeras todo bailaba en aquella esfera nocturnal y sagrada: los ojos como piedras preciosas pulidas por el viento y el agua las grandes nalgas exorbitantes los puntiagudos y montañosos pechos repletos de maternal leche y las dulces vaginas chorreando esperma despuès de coger una y 1000 veces todo bailaba en aquel salòn de baile maldito y sobre todo nocturno miliunanochesco: las lacias o enruladas o salvajes cabelleras como llamas de rojo fuego los brazos con sus brazaletes los cuellos con sus collares las blusas bluseras abiertas como piernas o como sexuales sexos para no hablar de los tipos, los minos: pero eso no importa por ahora porque su gran o pequeña pasiòn eran se sabe las hermosas y sabrosonas pendejas las cinturas las caderas todo giraba alrededor de la mùsica los cuerpos sabiamente desnudos y orgiàsticos dionisìacos como le gustaban a Nietzsche letra mùsica y danza en su sacra unidad confluìan hacia su cerebro allì convergìan volviendolo loco y locuaz no obstante, el baile era algo catàrtico algo sumamente terapèutico, digamos basta de sandeces, de solo mirar a las jòvenes se le hacìa agua la boca como le ocurre a todo anciano màs o menos baboso cuya pasiòn son las pendejas al decir de Oliverio, eyaculaba palabras y poemas en sus oìdos y esto no era todo: tambièn ... su pasiòn fueron las pendejas: las grandes y hermosas pendejas las altas y delgadas pendejas que como flores del Renacimiento podìan con èl ebrio de dicha borracho de felicidad orgàsmica las pendejas las pendejas ... |
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gastonespan Estudiante de Sociales | En la escalera de caracol En la escalera de caracol hicimos el amor muchas veces cuando jòvenes y hambrientos y borrachos de dolor y angustia no tenìamos un solo centavo mientras el oleaje de vampiros y zombies asolaba televisivamente en blanco y negro las calles de la ciudad en persecuciòn de sus incautas vìctimas al solo objeto de drenarles toda la sangre en el vano de esa escalera, en la sombra hicimos muchas veces el amor a escondidas y sigilosamente con suaves gemidos reprimidos a altas horas de la noche porque èramos pobres y no tenìamos absolutamente nada salvo la divina juventud y enloquecidos de dicha nuestras bocas se unìan en un beso para siempre eterno e inmortal mientras a lo lejos sonaba un instrumento de percusiòn un piano tal vez o algo por el estilo en la escalera de caracol hicimos el amor o sino en el amplio rectàngulo desierto de la plaza en aquel verano que Machado ya viudo amò mientras caìan las làgrimas y rodaban las làgrimas por tus mejillas y un anciano voyeur o miròn un antiguo sàtiro acaso nos observaba amable y atentamente con sus ojos rojos de deseo o sino en los màs abyectos y berretas y baratos hoteles llenos de arañas y telarañas en redondas camas giratorias mientras en otras habitaciones las ladies aullaban de felicidad y gritaban monòtonos poemas de amor compuestos de 1 o 2 obscenas palabras incesantemente repetidas nos entregamos por aquel entonces o època a ciertos determinados juegos vagamente sexuales o simplemente perversos a ciertas inciertas indeterminadas pràcticas sadomasoquistas mientras el inefable portero espiaba por el ojo de la cerradura como si no fuera un sòrdido y transistorio albergue a transistores sino El Fuego de Barbusse (Editorial Tor, Buenos Aires, 1929) en la escalera de caracol hicimos cientos de veces el amor procurando que los vecinos no se enterasen ni por asomo por cuya causa a menudo te tapaba la boca con la mano cuando estabas a punto de gritar en medio de la medianoche en la escalera de caracol hicimos el amor mientras algùn ciudadano volvìa a su casa abrìa su puerta y la cerraba cuantas veces habremos hecho el amor en la escalera de caracol o en los màs roñosos y baratieris hoteles o en las plazas y parques pùblicos por entonces no enrejados apoyados en un centenario àrbol cuyas ramas llegaban hasta las estrellas y cuyas raìces poderosamente se hundìan hasta alcanzar el centro de la tierra me mirabas siempre a los ojos y yo miraba tus ojos limpios que me miraban mientras sonreìas hermosa o las làgrimas cristalinas resbalaban por tus mejillas o mientras bailàbamos en las màs furiosas pistas de baile formando la ronda como una constelaciòn de Tango en contra siempre de las agujas del reloj en contra siempre del tiempo y del espacio en la escalera de caracol hacìamos el amor porque èramos pobres como hermosas arañas negras que durante las noches se deslizan por la escalera de caracol esa escalera de caracol aùn existe y no es precisamente una escalera al cielo como reza la mencionada canciòn sino una escalera a tierra como en el tango no tenìamos una sola moneda partida al medio èramos pobres hasta decir basta y por eso hacìamos el amor en lugares en sitios francamente inusitados por no decir inauditos por no decir inèditos: escaleras, parques y plazas pùblicas, grandes hoteles deshabitados mientras afuera sonaba la canciòn de la lluvia que repiqueteaba sobre los techos de cinc o nos empapaba al salir a la noche y a la vida y luego a dormir en una cama caliente y seca seguramente desnudos y abrazados y haciendo cucharita como si fuèramos una blanca y dulce medialuna en la escalera de caracol hicimos el amor |
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gastonespan Estudiante de Sociales | Muerte en vida Muerte en vida o vida en muerte Muerto en vida y por eso escribo hasta la muerte hasta la vida con toda la vida por delante con toda la muerte por detràs y por encima y por debajo por todas partes, siento el olor a muerte en vida en la vida en las calles veo a los muertos en vida envidia envido los fantasmas los zombies aullando en los supermercados en busca de sus incautas vìctimas los vampiros hincando sus colmillos en los blancos cuellos de las doncellas para drenarles toda la sangre dònde se han ido todos? de pronto me despierto encima y en la sima de una montaña de cadàveres como si la guerra hubiera terminado y yo fuera uno de los pocos sobrevivientes todos han muerto de a poco y me he quedado absolutamente solo en medio de la casa vacìa escribiendo poemas en la luz fantasmal de la computadora mientras suena Isaac Albèniz en el antiguo piano de una antigua grabaciòn del siglo pasado por momentos, tengo miedo de volverme totalmente loco de remate chiflado sin remedio alguno todos han muerto: la abuela, papà y mamà hasta la perra de nombre sami muriò la eterna investigadora con su hermosa nariz siempre hùmeda todos han muerto de pronto y yo pasado el medio siglo de vida me entrego a los placeres màs desenfrenados los vicios màs desbocados y a la droga màs potente e irresistible: el Sexo en las noches de luna llena salgo en busca de una hermosa o la bella viene hacia mì con su falsa sonrisa y sus ojos en blanco o inyectados en sangre bàsicamente eso no es todo: de golpe despierto con un cuerpo desnudo y joven a mi lado esa fresca juventud divina que tanto añoro y envidio y la verdad no tengo la menor idea quien està a mi lado quien diablos es la bella que duerme a mi costado como si se tratara de la bella durmiente del bosque o una joven prostituta o una criatura de otro planeta u otra dimensiòn la desconocida e ignota dimensiòn indudablemente y todo ello mientras suena Albeniz (Colecciòn diario La Naciòn o The Nation como decìa el gordo poeta barbudo mientras vendìa viejos libros bajo la lluvia o bajo el sol màs infernal y ensordecedor que se haya visto nunca). Recuerdos de otros planetas distantes y distintos recuerdos del futuro cercano o lejano o del Oriente pròximo cercano o lejano como si se tratara de otra galaxia y no de mundos colonizados por el imperialismo màs sanguinario Said mediante Muerto en vida persisto en hacer el amor y deshacerlo me regalan viejos libros de poemas mojados por la lluvia que pongo a secar al sol y al viento del otoño como si eso fuera una soluciòn mientras que me acuesto con jòvenes prostitutas que me arrancan un ojo de la cara o un testìculo con sus largas y afiladas y pintadas uñas solo en medio de la noche en medio de Albèniz muerto muerto para siempre y por siempre muerto en vida moviendo un poco el esqueleto sacandole el cuero a alguno soslayando otarios esquivando giles de lecherìa desempaquetando viejos recuerdos en el piano letrado en el teclado letrado dònde se han ido todos? me han dejado solo como a un perro si hasta la perrita Sami se quedò dura una noche mientras bailàbamos cumbia o rock & roll mirando la nada o una nube gris todos se han ido yo solo quedo en medio de la casa vacìa escribiendo poemas bajo la luz fantasmal de la computadora mientras suena Albèniz y para refrenar este exceso de muerte me encamo con las damas màs potentes y desnudas que me sacan un ojo de la cara pierdo el tiempo miserablemente de la manera màs absurda mediante las tecnologias màs avanzadas y las damas de grandes pechos me ahogan en sus leches màs blancas e hirvientes o sino me asfixian con sus gigantescas nalgas como grandes y carnales esferas |
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gastonespan Estudiante de Sociales | El borracho perfecto Por las noches se emborracha en el cafè de la esquina mientras las parejas enamoradas hacen sus arrumacos màs o menos violentos al atardecer, duerme impunemente la siesta mientras todos los demàs hacen sus labores implacables dueños de lo inesperado, saborean sus dulces espasmos mientras escucha a Stravinsky, alucina con insolentes damiselas eròticas quienes lo defraudan habitualmente mediante sutiles estratagemas amorosas y otros ardides vagamente romànticos: besos acaramelados òsculos furiosos convulsivos orgasmos medianamente bellos embarazosos no conforme con ello, sale por las noches absolutamente borracho de amor a pasearse por las calles màs o menos solitarias o sino, en tren de gira, irrumpe en los salones de baile, en las austeras milongas con el objeto de bailar unos buenos tangos a pesar de su penetrante olor a alcohol y a tabaco o incluso marihuana (es marihuanero ademàs de alcohòlico) sin rumbo fijo, vaga por las calles por la madrugada recordando obstinadamente las ladies que anduvieron por sus brazos y abrazos sus brasas sus cenizas por momentos se pone violento con amigos y enemigos: entablan toda clase de charlas totalmente absurdas, incoherentes a màs no poder, pero no puede dejar ese vicio maldito que lo convierte en un balde en un recipiente agujereado borracho insolente, no puede con su falta de genio y derrama improperios a diestra y siniestra vomita en un tacho de basura en una direcciòn de escuela frente a atònitos directora profesores preceptores y demàs autoridades y pùblicos empleados pùblicos y privados funcionarios: lo llevan al hospital en una ambulancia mientras lo conducen a la sala de guardia llama por telèfono a su novia ausente, su inmòvil amada a quien entre sollozos le comenta lo sucedido recientemente, le dan asimismo alguna pastilla para que se deje de una vez por todas de romper las pelotas con pelotudeces ojo lo burdo està prohibido pero al borracho consuetudinario no le importa nada o demasiado poco esta es la vida entonces del perdido boracho: lo echan de las librerìas no consigue laburo por ninguna parte hediondo a alcohol y tabaco (cuando no marihuana) lo expulsan de los sitios màs obscenos y abstractos los hoteles para pasajeros las pensiones màs sòrdidas no lo quieren ver ni en figurita increiblemente, en el Correo Viejo (un salòn de rock devenido tanguerìa) se levanta una mina pero en cuanto estàn por subir al auto de la piba el muy pelotudo se pone a vomitar vomita durante un rato y luego en zigzag llega al Parque Rivadavia donde se duerme en un banco de la dicha plaza mientras emergen las primeras luces del amanecer ... despierta se dirige a la mansiòn que habita (heredada de sus padres) duerme hasta el mediodìa vuelve a despertarse desayuna un gin con hielo una ginebra recordando viejos tiempos nocturnos cuando se paraba en la barra a contemplar a las bellas mientras bailaban entre los brazos de los turros que bailaban como los dioses Nietzsche mediante nada de gags, nada de bromas pesadas o livianas: parado en la barra, no era raro que una lady se parara al lado y lo mirara fijamente o de reojo como invitàndolo a bailar ya medio ebrio de alcohol y de amor por la hermosa se posicionaba en el centro del ring danzante y de pronto besaba apasionadamente esos labios ardientes que lo volvìan loco de dicha lamentable o afortunadamente, la mujer era casada con un elegante filòsofo o sociòlogo màs o menos famoso en esos campos intelectuales, ella por su parte tambièn era conocida en el ambiente tanguero y literario, publicaba toda suerte de novelas, ensayos, poemas de amor incluso èl recordaba lejanamente haber leido algo suyo en algùn tiempo ahora sonaba Stravinsky, la primavera, en una mesa se tomaba champàn y otras burbujeantes delicias en la calle, habìa personas durmiendo a pesar del frìo, la lluvia, el gigante africano por ejemplo: seguramente hablaba francès, el loco que hablaba solo ya no estaba nunca en la ochava de Beauchef y Rosario, frente al Parque Rivadavia: segura mente habìa muerto, le habìa pasado algo, en esa ochava se sentìa esa ausencia brillaba por eso no vio màs a esa mujer pero siguiò escuchando que hablaban sobre ella en algunos lados, algunos escombros, y a su dorima incluso lo vio en el aparato televisivo, despotricando contra el actual Presidente de la Naciòn, el anarcolibertario o anarcocapitalista (con què se come eso?) continuaba tomando continuamente su mente se iba deteriorando al tiempo que envejecìa, le gustaba el poeta salteño Manuel Castilla, aunque uno se pregunta què diablos le verìa o què demonios leerìa allì mismo, en ese libro del CEAL so pretexto de ordenar la barrial biblioteca se afanaba mientras tanto, cada dìa, cada noche, toda clase de libros, en lo posible, primeras ediciones, libros raros y antiguos, a veces lo descubrìan, entonces, obviamente, lo echaban a patadas entreveradas con oscuras amenazas màs o menos jurìdicas: volvìa a las andadas, pedìa prestado o fiado, vendìa libros en puestos de chapa en ferias de libros donde en el verano te recontracagabas de calor (no hay otra manera de decirlo): era el infierno libresco, enciclopèdico, que le dicen, el infierno escolar: en sus ratos de ocio (que eran demasiados) se encamaba con desdentadas prostitutas en casas tabicadas en habitaciones estancos compartimentos negros y gordas hetairas que procuraban hacerlo acabar lo màs ràpido posible o se lo pasaban de una a otra mientras le iban sacando todo su dinero y evitando en lo posible se quedara dormido en un sillòn o futòn mientras sonaba Mahler mientras sonaba Mahler: borracho de dolor y angustia por sus malditos vicios, como un Erdosain exacerbado y redivivo, no obstante, se acostaba a veces, con pendejas bellìsimas que lo despreciaban cordial y francamente ùltimamente dormìa en los parques pùblicos o en hogares del Estado por las noches afanandose en que no le afanaran las pocas pertenencias que aùn empero le quedaban otra costumbre suya era caminar durante horas con el objeto de eliminar de una vez por todas esa maldita busarda Mahler o Stravinsky mediante |
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gastonespan Estudiante de Sociales | los grandes arquitectos medievales cuando hacìan sus grandiosas càtedras y catedrales se guardaban de pasar al anonimato como si se tratara de una gigantesca obra colectiva y no de un pequeño poema individual conscientes de esa summa teòrica digna de un Santo Tomàs de Aquino el nunca bien ponderado Aquinate deslizaban sabidurìa al pasar como buenos doctores doctos en picapiedras preciosas piedras grandes rocas pulidas grandes vidrieras coloreadas que no hacìan otra cosa que inmaterializar la materia como si dicha catedral gòtica flotara en el aire dando esa sensaciòn de inmaterialidad mientras las mujeres danzaban en ronda esbeltas y delgadas casi famèlicas tuberculosas sobre la puntita de los pies de esta y no de otra forma los grandes arquitectos medievales y egipcios supieron levantar los grandes o pequeños monumentos humanos para celebraciòn y homenaje de los venideros siglos los siglos porvenir el hombre es el porvenir del hombre el hombre da testimonio del hombre asì y no de otra manera se cumplen las grandes profecìas de mi madre anciana al ritmo de la singer cantante al ritmo de las hojas del otoño que caen como silencios blancos al ritmo de mi pobre padre enfermo y ya viudo y al compàs del chicle que masca el bailarìn de tango mientras baila con su gran yegua imaginaria entre sus brazos su gran potra invisible durante un tiempo, las grandes lecturas de Sade durante el crudo invierno porteñero me reconciliaron con el universo al igual que los estudios y nocturnos de Chopin parecìan redimirme de la estupidez universal pero què es la estupidez en què consiste la inteligencia con què se come eso? he ahì la pregunta del millòn digna de un Platòn o un Sòcrates redivivo: no me refiero al jugador de football brazuca que hacìa goles que daba miedo, calambres como si fuera la cosa màs fàcil del mundo a pesar de una leve renguera pero no nos vayamos por las ramas, volvamos al tema que nos convoca: la historia de la arquitectura durante las grandes pandemias me dedicaba a dar clases virtuales me la rebuscaba con pequeños fraudes no contemplados por la Ley como delito (ni siquiera como infracciòn): hacer examenes mùltiples choice y toda clase de imposturas màs o menos incorrectas pequeñas microestafas y cosas por el estilo algunos se daban por aludidos, no les gustaba nada dicho asunto: me gritaban por telèfono llamaban a la policìa o me gritaban a travès de la ventana mientras, en el balcòn yo me dedicaba a regar las plantas durante las tardes bajo el tibio sol del invierno mientras sonaba Corelli esto no era todo: cada 2 x 3 caìa en la trampa del celular: pàginas eròticas pàginas de hàbiles putas sabrosas avisos clasificados chats todo sagazmente coordinado por mentes informàticas mediante hàbiles algoritmos y crepùsculos mediante hàbiles algoritmos las damiselas me sonsacaban hasta el ùltimo centavo complotadas y conspirando mediante susurros al oìdo de sus secuaces adlàteres: narcotraficantes, ladrones y toda clase de otros hampones: por suerte, yo era un experimentado lector un tanto maniàtico de novelas pseudo policìacas poemas varios prosa poètica poemas en prosa poesìa pura sonetos y haikus diversos ensayos literarios y cientìficos de toda laya y plumaje me entregaba por las noches por entero a la pràctica de la lectura automàtica o raudamente me dirigìa a una torre justo acà a la vuelta donde me entregaba a toda clase de actividades vagamente sadomasoquistas: mientras una escort me masturbaba la otra procedìa a sorber tè con limòn munida de anteojos de sol y grandes botas merced a las cuales la llamaban el gato con botas o gato encerrado gato montès el gatopardo esto no es todo: concurrìa elegantemente ataviado al cafè de la esquina a los efectos que las bellas me contemplaban: no pasaba absolutamente nada las ladies ni se dignaban admirarme ni de casualidad, desviaban la mirada al verme o incluso parecìan hacer como gestos de asco fruncìan el ceño me cortaban el rostro bàsicamente indudablemente ya habìa pasado mi cuarto de hora mi divina juventud a resignarse entonces condenado a la lectura de extensos libracos amarillentos exiliado de la belleza yo, que "adoro la hermosura" Machado dixit por otra parte, tambièn solìa dirigirme por las mañanas en mis ratos libres a la plaza màs cercana para hacer footing o como diablos se llame atletismo gimnasia flexiones etc. bajo el sol del invierno bajo la llovizna la garùa o la lluvia de hojas en diagonal del otoño ... "Amaneciò la calle toda dorada, el viento" etc. solìa recitar como un condenado a mis alumnos por las mañanas del invierno mientras ellas bostezaban cordialmente ... escribìa mis poemas en el vidrio empañado de la ventana ... a travès del cual miraba la calle bulliciosa y a las damas que pasaban ... adoro la hermosura etc. |
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